¿Alguna vez has sentido que eres la jefa… pero también la que recoge pelos del suelo, friega el baño y baja la basura?
No te preocupes, no eres la única.
De hecho, si eres dueña de un salón (y curranta de primera fila), esto te va a sonar:
✔️ Compartes más horas con tu equipo que con tu pareja o tu familia.
✔️ Tomas decisiones desde el corazón… aunque tu cuenta de resultados diga lo contrario.
✔️ Te cuesta mantener el equilibrio entre “soy vuestra compi” y “soy vuestra jefa”.
Y aquí va la pregunta incómoda:
👉 ¿Cómo lideras un equipo cuando tienes las manos en la lejía y el corazón en el grupo de WhatsApp del salón?
Durante años nos han vendido que un buen líder no se mezcla, que hay que mantener la distancia para que te respeten.
Pero eso funciona en una multinacional, no en un salón donde las clientas te preguntan por tu gato y tu equipo te conoce hasta los lunares.
Yo lo veo cada semana con los salones a los que asesoro:
El vínculo emocional con el equipo es tan fuerte, que a veces nubla la visión de negocio.
Y ojo, no digo que eso esté mal. De hecho, es una de tus mayores fortalezas como líder.
Pero también puede convertirse en tu mayor trampa si no sabes equilibrarlo.
Te pongo un ejemplo real:
Alicia. 10 años trabajando contigo. Profesional de 10. Siempre al pie del cañón.
Un martes cualquiera te dice: “Jefa, ¿puedo librar el sábado 18? Se casa mi mejor amiga”.
Y tú piensas:
➡️ “¿Cómo le digo que no?”
➡️ “¿Y si le digo que sí, pero perdemos ingresos ese día?”
➡️ “¿Qué pensarán las demás si le doy ese permiso?”
Y mientras tanto, tu Excel mental ya te ha dicho que ese sábado facturas fácil 800€.
Entonces… ¿qué haces?
💡 Lo que yo propongo a mis alumnas de mentoría es sencillo y justo:
✅ Dile que sí.
✅ Pero plantea un trato: si consigue generar en los días previos lo que facturaría ese sábado, el sábado es suyo.
Y así:
➡️ Alicia va a la boda sin culpa.
➡️ Tú no pierdes dinero.
➡️ Y tu equipo ve que se puede negociar, pero también que el negocio no se sostiene con magia.
Eso, amiga, es liderazgo del bueno.
Del que no grita ni impone, pero deja las cosas claras y construye equipos sanos y rentables.
Si te estás viendo reflejada, te abrazo fuerte y te lanzo esta invitación:
👉 Revisa cómo estás liderando, con mi test de autodiagnóstico
👉 Y si necesitas ayuda para encontrar tu equilibrio entre jefa, compañera, gestora y fregona… hablamos cuando quieras.
Porque sí, tú puedes ser la jefa…
Aunque también friegues la peluquería.
